3 pasos para transformar tu vida y vivir el ahora en plenitud

Estás en la cola del supermercado, hay mucha gente delante de ti y empiezas a agobiarte porque tu mente se llena de pensamientos relacionados con todo lo que te falta por hacer en cuanto llegues a casa. Te ves atrapada en un atasco que te rompe todos los planes que tenías para esa tarde, y sólo puedes pensar en que ojalá el tráfico se restablezca pronto para poder hacer todo lo que querías. Vas a coger un avión, la compañía anuncia un retraso de tres horas y te sientes fatal porque vas a tener que cambiar los planes para esa noche. Estás trabajando en tu ordenador, de pronto el sistema cae y te enfadas porque no vas a poder terminar lo que te habías propuesto ese día. 

¿Ves algo en común en las reacciones ante estas situaciones? 

Apuesto a que sí. 

En este post te voy a dar unas pautas muy útiles que te van a ayudar a cambiar dos aspectos muy importantes del funcionamiento de tu mente inconsciente: 

1º.-En tu mente existe un mecanismo automático que te lleva siempre a desear un futuro inexistente e ideal.

2º.-Este automatismo te impide vivir el momento presente en su totalidad.

Tienes que comprender que tu ego siempre busca alejarte del dolor y del malestar, aunque sus maneras de hacerlo lo único que consigan sea precisamente generar más dolor y malestar en ti. Una de las formas que tiene de hacerlo es la que nos ocupa hoy: Sacarte del aquí y ahora para que no sientas las emociones desagradables que las situaciones inesperadas provocan en ti.

Lo que tu ego no sabe es que no es la situación la que te genera ese enfado, ansiedad o agobio, sino que lo haces tú misma con tu percepción e interpretación de lo que sucede. 

Me explico: Ante el imprevisto de la cola en el supermercado o cualquiera de los otros ejemplos, en tu mente ocurre una ruptura entre lo que tenía planeado hacer y la nueva realidad. Ante esto, se dispara el patrón automático con el que durante muchos años has respondido ante los imprevistos: El rechazo y la negación a la incómoda sensación de haber perdido el control. 

Primero interpretas la situación como una pérdida de control, después aparecen las emociones de impotencia, frustración, incapacidad, vacío o aburrimiento, y te apresuras a bloquearlas negando vivir la realidad tal como es, enfadándote, lamentándote, o culpando a otros.

El control de tu mente solo es posible en el momento presente

Cuando ya estás inmersa en la situación y si de verdad estás decidida a empezar a dejar atrás el estrés y el dolor innecesario en tu vida, sólo necesitas darte cuenta de que esa idea de pérdida se gestó en experiencias pasadas en las que no aprendiste que el control de tu mente y de tu vida siempre está en tus manos y que sólo es posible en el momento presente. 

Los siguientes pasos te van a ayudar en este proceso de toma de conciencia y de cambio:

1 . La única realidad que puedes vivir está ocurriendo aquí y ahora.

Si te ves en una situación similar a la de los ejemplos, toma dos o tres respiraciones profundas, observa tus pensamientos sin identificarte con ellos y dite a ti misma:

“Aquí y ahora ésta es mi nueva realidad, y estoy dispuesta a vivirla al cien por cien. Voy a aprovecharla para observar qué pensamientos aparecen en mi mente y darme cuenta de que éstos no tienen ningún poder sobre mí.

No voy a permitir que nada me quite la oportunidad de disfrutar de este maravilloso instante en el que observo a mi ego en acción, y no me dejo atrapar por sus engaños”.

2. Gratitud.

Si realmente consigues atravesar el paso anterior, sentirás que estás presente en ti de una manera muy diferente y te verás a ti misma valorando detalles que antes te pasaban inadvertidos: El bebé que sonríe a su mamá desde el cochecito y que ahora te hace emocionarte, la señora con cara triste de la cola de al lado a la que ahora te gustaría decir algo que la animara un poco…

Te sentirás más viva, más consciente, habrás retomado el control y te darás cuenta de que una nueva emoción ha emergido en ti. Te sentirás agradecida por el mero hecho de existir, por el dinero con el que vas a pagar la compra, por emocionarte con ese bebé y por poder sentir ternura y compasión por una señora a la que no conoces de nada…

3. Darte a los demás.

En este tercer paso has elevado exponencialmente tu nivel de conciencia y de una forma espontánea y natural sientes ganas de darte a los demás, de darle a tu presencia en esa cola en ese preciso instante un sentido trascendental y sagrado, pues realmente ese es el único motivo por el que te encuentras ahí. 

Deseas con toda tu alma ayudar a quien lo necesite. Has conseguido estar tan presente en tu verdadera realidad divina, que te une a todo y a todos, que te has olvidado por completo de lo que tenías que hacer al llegar a casa. Toda tu atención y tu gozo por existir está volcado en dar un gracias con una sonrisa sincera, en recoger un paquete que se le cae a alguien, en devolver la sonrisa al bebé, o en acercarte a la señora con cara triste y decirle, así sin más, que todo va a estar bien. 

¿Has visto de lo que eres capaz de hacer con sólo decidirlo? 

Durante esos quince o veinte minutos en los que antaño te habrías perdido la vida quedándote atrapada en tus pensamientos automáticos de queja y negatividad, ahora has elegido coger ese imprevisto como un regalo, como un recordatorio de quién eres realmente y del poder que tienes para cambiar no sólo tu realidad, sino la de todos los que te rodean con sólo desearlo.   

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