Carta a tu niña interior

CARTA A TU NIÑA INTERIOR

¿Sabes una cosa? Tengo que decirte algo muy importante, antes de que sea demasiado tarde para nosotras.

La verdad es que no sé por dónde empezar, pues en realidad tengo mucho que decirte. 

Creo que empezaré pidiéndote perdón.

Sí, ya sé que te sorprende, y no me extraña tu cara de desconfianza.

Comprendo también que ni siquiera puedas mirarme a los ojos. 

Te comprendo, porque por fin me he dado cuenta de todo lo que te he arrebatado durante todos estos años y necesito explicarte que he estado perdida, igual que tú… y que hoy he comprendido que buscando fuera las respuestas que necesitaba, lo único que conseguía era sentirme cada vez más perdida…y más sola.

No sabía que tú seguías aquí…dentro de mí…no lo he sabido hasta hoy.

Te pido perdón…por las muchísimas ocasiones en las que te he hecho sentir invisible… tonta… incapaz…poco válida…e incluso indigna de mi amor.  

¿Sabes qué? No sabía que no sabía querer…no sabía que no era capaz de quererme, de gustarme a mí misma…ni tan siquiera de aceptarme un poquito. Así de perdida he estado.

Perdóname…perdóname. Me había olvidado de que tú y yo somos una, y que cada vez que me he juzgado…me he insultado…me he faltado el respeto…me he maltratado o he permitido que otros lo hicieran, en realidad te estaba fallando a ti.

Mi niña…Mi niña dulce y buena…cómo explicarte lo ciega y lo perdida que he estado…

Se me rompe el corazón al recordar tus días de risas y de inocencia, tan lejanos ya…se me parte el alma al verte ahora…ahí acurrucada llorando en un rincón apartado y oscuro de mi ser.

Yo soy ahora la que tú serás algún día, y te prometo que a partir de hoy voy a darle un sentido sagrado a todos y cada uno de los momentos en los que te has sentido rechazada, abandonada o anulada. No fueron en vano, mi niña preciosa. Ahora sé que fueron necesarios para las dos, para poder volver a encontrarnos, como yo te he encontrado hoy. 

Has de saber que ahora estoy aquí contigo, y que me voy a quedar para siempre.

Yo sé de tu dolor, por fin puedo verte… y aunque sé que aún es pronto para que confíes en mí…quiero decirte que ninguna de tus heridas fue un castigo porque fueras mala. 

¡Eres la niña más buena,  dulce y cariñosa del universo entero!

 Ahora estoy aquí contigo y voy a aprender a escucharte…y a preguntarte qué necesitas de mí en cada momento.

Si necesitas enfadarte y echarme en cara todos estos años de abandono…¡Hazlo! Yo seguiré aquí contigo y te abrazaré fuerte, sin cansarme de pedirte perdón una y otra vez, y de decirte lo mucho que te quiero. 

Si necesitas llorar…ven a llorar en mis brazos. Te seguiré abrazando fuerte…hasta que la última de tus lágrimas quede colmada con mis caricias y mis susurros. 

A partir de hoy…yo seré la mujer adulta y amorosa…y tú la niña a la que necesito entregar todo mi amor.

A partir de hoy, vas a recibir todo el cariño, la atención y la comprensión que tantas veces te faltó. Y te prometo que con el tiempo, conseguiré que tu sonrisa vuelva a brillar en tu preciosa carita, y que recuerdes lo maravillosa y perfecta que eres. 

Te quiero, bendita niña inocente.

Deja un comentario

Tu dirección de correo electrónico no será publicada.