
¿Qué es y como se hace?
Antes de explicarte cómo se realiza una sesión individual, veo muy importante darte una información básica sobre los fundamentos de esta maravillosa terapia:
Su creador, Bert Hellinger, fue un filósofo, pedagogo y teólogo alemán (1925-2019) que convivió con la tribu zulú en África del Sur durante años, donde conoció y estudió sus rituales de comunión profunda tanto entre ellos como con sus ancestros a través de la música y el movimiento en grupo.
Esto despertó en él la necesidad de seguir investigando acerca de las relaciones interpersonales, y se trasladó a Viena y después a Estados Unidos para profundizar en ellas a través de los estudios psicoanalíticos, la psicoterapia corporal, la Gestalt y la terapia sistémica familiar, todo lo cual le llevó a ahondar en las relaciones intrafamiliares al observar cómo determinadas «huellas» del pasado ejercían una influencia sobre las nuevas generaciones.
Llegó a la conclusión de que en toda familia existen determinados órdenes naturales a los que llamó “Órdenes del Amor”, y que cuando estos se trastocan, surgen situaciones conflictivas que repercutirán en las generaciones posteriores.
Observó también que este orden familiar está dirigido por una conciencia común, la cual busca siempre que ningún miembro del clan pueda ser excluido. Cuando se produce una exclusión o cualquier otro trauma que ha quedado silenciado y sin sanar, la herida de este ancestro volverá a aparecer en forma de repeticiones e identificaciones en las generaciones siguientes, con el único propósito de que el daño pueda ser reparado.
Siendo esto así, vio que es necesario entonces establecer un orden nuevo para esas estructuras familiares que están heridas, y encontrar una salida a sus conflictos o traumas actuales.
De esta manera surgieron las Constelaciones Familiares, que es una terapia revolucionaria en el sentido de que se puede comparar con que antaño viajábamos en carruajes tirados por caballos y hoy en día nos movemos en coches que alcanzan altísimas velocidades, puesto que como todas las cosas, el campo de la psicología también va cambiando y evolucionando, ya que nada escapa al proceso de crecimiento en el que estamos inmersos como Humanidad.

Si no has presenciado nunca una Constelación y no sabes absolutamente nada sobre cómo funcionan, con las explicaciones que te voy a dar a continuación enseguida vas a comprender su mecanismo.
La persona que va a constelar algún conflicto de su vida, le cuenta a la terapeuta la situación y lo que siente que necesita desbloquear (por ejemplo, siempre se enamora de hombres casados y repite una y otra vez este ciclo de sufrimiento y frustración sin saber por qué, o siempre tiene problemas económicos, o está atrapada en una relación de dependencia con sus padres y se siente incapaz de hacer algún cambio, etcétera).
Los demás participantes están sentados en círculo y no saben nada de lo que esta persona va a trabajar.
La terapeuta entonces le pide que escoja del grupo un “representante” de algún miembro de su familia que puede ser su madre, su padre, un hijo, etcétera (esto dependerá de lo que se está trabajando, aunque lógicamente, los padres tendrán que aparecer siempre), así como otras personas que estén implicadas en la situación (jefes, compañeros de trabajo, amistades…), y estos representantes, sepan o no a quién corresponde el papel que están desempeñando, se ponen de pie dentro del círculo y empiezan a sentir “cosas”.
El entrelazamiento cuántico nos explica cómo esta «magia» es posible.
Hay terapeutas que siguiendo la línea de los orígenes de las Constelaciones, les dicen a quién van a representar, y se les da la consigna de esta manera: “tú eres mi madre”, “tú eres mi hija”, etcétera.
Yo particularmente prefiero la nueva “versión”, en la que los representantes no saben absolutamente nada sobre su papel en la constelación. De esta manera no hay posibilidad de que su mente consciente intervenga con posibles ideas o prejuicios sobre lo que “debería” sentir.
Cuando ya están en el círculo, empieza a verse cómo estos representantes cambian sus posturas corporales, se alejan de unos y se acercan a otros, sienten una emoción muy fuerte de ira, tristeza, soledad o de alegría y amor según el caso, y la terapeuta comienza a trabajar con ellos.
Preguntándoles cómo se sienten unos con otros les hará repetir unas frases “clarificadoras” hasta dar con la raíz del conflicto, y después pasará a las frases “sanadoras”, con las que ese sistema familiar recuperará su orden y su equilibrio a través de la comprensión, el perdón y el amor.
Mientras esto ocurre, la persona que se está constelando lo observa todo en silencio, maravillada y preguntándose en su interior cómo es posible que esas personas a las que acaba de conocer, puedan sentir y expresar exactamente lo mismo que tanto ella como los miembros de su familia experimentan en esa situación.
Es en este punto donde entra en juego el principio del entrelazamiento cuántico, que nos demuestra que todos estamos conectados con todos y que la información, que es energía, se manifiesta a través de nuestra conciencia.
Nada más salir al círculo, “despierta” en el representante esa información concreta de la persona a las que está representando y sorprendentemente, esas emociones que emergen en él o ella durante la constelación y que aparentemente pertenecen a alguien ajeno, también tienen que ver con ella y con algún conflicto que tiene pendiente de resolver en su vida.
De esta manera, una Constelación Familiar tiene una doble vía de sanación: se libera la persona que se está constelando, y se liberan también los que hacen de representantes.
Después de haber hecho una constelación, con el tiempo (esto dependerá de cada caso y de si realmente la consultante se atreve a abrir su corazón y a conectar con la emoción reprimida), empezará a experimentar cambios en sus relaciones interpersonales y verá que se ha roto el viejo patrón de atraer sólo hombres casados, o de tener problemas económicos.
He visto constelaciones en las que la persona no estaba preparada para esta apertura y ha necesitado trabajarlo varias veces hasta lograr romper a llorar y descargar de verdad toda aquella tristeza o soledad reprimidas, que es la catarsis imprescindible para que se produzca la verdadera sanación, tanto en ella como en su sistema familiar.

Cuando llegamos a este punto, nos atrevemos a entrar en ese campo emocional que estaba enquistado y a repararlo a través de la expresión auténtica de la emoción, pues éste es un trabajo exclusivamente emocional.
Y es a través de la descarga de esas emociones bloqueadas y de su reparación a través del amor, como se recoloca lo que estaba desequilibrado en el sistema.
Es como una flor que se abre, una alianza con la vida que ahora se vuelve a nuestro favor, así como con todos los miembros del sistema.
Nos liberamos de aquella carga y la vida se vuelve mucho más fácil, pero en este punto veo muy importante recordarte que esta sanación sólo ocurrirá siempre que estemos comprometidas con nuestro propio trabajo personal y no vayamos a una constelación esperando que el conflicto se solucione por sí solo.
Una implicación honesta y verdadera en nuestra liberación nos llevará a tomar consciencia de cuál era nuestro lugar en aquella situación, cuál era nuestro aprendizaje, nuestra misión, y nos permitirá quedarnos en paz con ello y poder agradecer de corazón que las cosas ocurrieran como ocurrieron, por muy dolorosa que haya sido la experiencia.
Todo lo que aparece en una constelación tiene que ver con el ADN emocional que hemos heredado, y en la mayoría de ellas sale el tema de los excluidos, pues casi todas las familias tienen muchos, por diferentes circunstancias.
En realidad se trata de una especie de cirugía en la que abrimos la herida para buscar dónde está el dolor, y así poder sanarlo y liberamos de una carga que tiene que ver con nuestro sistema familiar y que llevábamos por fidelidad al clan.
Es lo que Bert Hellinger llamaba “Amor ciego al sistema”, y debido a este amor, muchos niños al nacer buscan un “agujero” de exclusión para ocupar ese lugar y tener la oportunidad de sanarlo.
Constelación Individual: cómo se hace

Como ya te he dicho, sabemos que, a un nivel cuántico, es decir, subatómico, formamos parte de un campo energético en el que todo está entrelazado y que somos un canal perfecto para traer a nuestra conciencia la información que necesitamos en cada momento.
La física cuántica nos ha revelado que somos pura energía al observar que los átomos, que son de lo que está compuesto nuestro cuerpo, no tienen en realidad estructura física, sino que son más bien una especie de espiral energética en continuo movimiento.
El entrelazamiento cuántico, que como ya hemos visto es el fenómeno por el que hemos podido observar que en realidad nada está separado de nada y que todo forma parte de un campo en el que todo interactúa con todo, nos permite acceder a cualquier información a través de nuestra realidad cuántica, es decir, a través de nosotros mismos en nuestro nivel subatómico.
La información está ahí disponible para nosotras, y tan sólo necesitamos un medio para acceder a ella.
Y ese medio es algo tan simple como nuestro propio cuerpo, pues en él es donde se manifiestan nuestras emociones, que como también sabes ya, son la vía por la que fluye esta información.
Estas emociones enquistadas en nosotros y en nuestro sistema familiar se manifiestan en las Constelaciones Familiares de una manera clara e indiscutible, y a través del perdón y el amor logramos transmutarlas trayendo al clan y a nuestra vida el equilibrio que habíamos perdido y que tanto necesitamos para liberar los potenciales que hemos venido a desarrollo.
De esta manera, sabiendo que nosotros mismos somos el canal perfecto para traer a la luz toda esa información oculta, realmente no es necesario un grupo de personas para que el campo cuántico se exprese.
Existe un método asombrosamente sencillo, que consiste en utilizar objetos o papeles en los que la terapeuta escribe el nombre de la persona a la que representan.
El constelante, sin saber a quién representa cada papel, se irá colocando sobre ellos y empezará a sentir diferentes emociones.
Desde ese momento ya ha empezado la constelación, y la terapeuta irá guiándole hasta lograr alcanzar el orden y el equilibrio perdidos en su sistema familiar.
Resulta tan fácil y sencillo, que parece un milagro que en tan sólo unos veinte o treinta minutos podamos desentrañar esa información oculta que está bloqueando nuestros avances en cualquier área de nuestra vida.
Somos pura magia en acción y nadie nos lo había dicho hasta ahora.
No puedo dejar de resaltar que sin un trabajo serio y comprometido con tus emociones y con tu niña interior, este trabajo podría reducirse a un juego estéril e infantil del que no podrás sacar provecho.
Sería algo así como tener un Maseratti y conducirlo en carreteras secundarias, sin explotar todo su potencial.
Nos da mucho miedo llegar a la catarsis liberadora, pero si estamos verdaderamente comprometidos y decididos a hacer cambio reales en nuestras vidas y a vivir el despertar espiritual que hemos venido a hacer, te aseguro que algún día serás capaz de atravesar ese dolor y conocerás una nueva dimensión del Ser pleno, amoroso y feliz que eres realmente.
Cuando hacemos este salto de verdad, nuestra liberación va a repercutir en todos los miembros del clan, pues nuestra familia es un sistema en sí, y así funciona la ley física en la que se basa el funcionamiento de los sistemas.
A un nivel individual te ocurrirán cosas como recibir de pronto una llamada de algún familiar con el que hacía años que no te hablabas, o de tu madre, con la que la relación era sumamente tensa porque inconscientemente arrastraba su culpa y tú se la recordabas sin ella ser consciente.
Cuando los nudos se liberan, de repente la otra persona puede mirarte con otros ojos, con una mirada limpia y amorosa, sin el peso de la culpa, la ira o la emoción que fuera que había arrastrado durante años.

Si el conflicto es transgeneracional, es decir, si viene de más atrás, es importante recalcar que no es necesario conocer previamente los detalles de lo que ocurrió en las generaciones anteriores, pues toda esa información va a aparecer en la constelación.
Está deseando salir para ser sanada, y tan sólo necesita que nos atrevamos a entrar en la emoción y dejar que ésta nos lleve hacia su liberación.
Tampoco es necesario que los demás miembros de la familia estén presentes en la constelación, ni siquiera que sepan nada del trabajo que hemos hecho, pues su inconsciente individual y el inconsciente familiar, que forman parte de su psique profunda y de su campo energético, recibirán esta nueva información y sentirán una especie de alivio y paz que no sabrán de dónde viene.
Para mí, a pesar de contar con todas las explicaciones científicas que nos ayudan a comprender no sólo cómo se despliega la información sino que además se sanan las heridas, no deja de sorprenderme y de parecerme algo realmente mágico.

Gracias Aita y Amá, por darme la vida. Fuisteis los mejores padres que podía tener para el trabajo espiritual que vine a hacer en este plano de conciencia. Estaréis siempre en mi corazón